Arte con piezas de aviones

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Updated: diciembre 12, 2019

¿A quién se le ocurriría usar las hebillas de los cinturones de un avión para crear un llavero? ¿O el spinner de una hélice para diseñar una mesa? A Ariel Eichenberger, emprendedor en sus 40s, que transforma materiales desechados de aviones en piezas de arte.

Donde el resto ve chatarra, él se imagina -y materializa- un objeto cotidiano de lujo. El proyecto de Voneich, su marca, nació en 2016 cuando renunció a su trabajo en el área de marketing de una empresa de autos. “Siempre fui un artista autodidacta, pero no me imaginé que iba a poder dedicarme a mi hobbie”, admitió.

La aviación lo apasiona desde chico, pero no tuvo los medios económicos para poder practicarla. Ya de adulto contactó a una persona que vendía partes de aviones en desuso y empezó a comprarle, y a experimentar.

“Fusiono el arte con el reciclaje”

Al principio, Ariel solo compraba partes sueltas, ahora adquiere aviones enteros y está armando un showroom dentro de un viejo fuselaje de un Fokker-f-27.

Mientras tanto, sus obras se venden por las redes sociales. “La primera pieza que hice fue una lámpara con un equipo de radio. ¡Esa me la quedé!”, afirmó. “Todos los objetos que hago son irrepetibles y seriados. Nunca van a ser iguales porque el proceso es a mano”, explicó. Algunos proyectos llevan más de un año de trabajo.

Voneich recibe consultas de los Estados Unidos, Chile, Brasil, Italia y más países. Muchas de las piezas se realizan por encargo. “La mayoría de los clientes vienen a verme, eligen partes y allí comenzamos los proyectos. Los hago partícipes del proceso y eso les encanta”, señaló.

Entre algunas cosas increíbles que le pidieron mencionó una frapera gigante con un aro de turbina. También hace llaveros, mesas, sillones y luminarias.

“Este año presenté una muestra en el Buenos Aires Art Experience en el Hipódromo. Hice 4 alas de 4 metros cada una en homenaje a los 500 años de Leonardo Da Vinci: una de ellas la compró el coleccionista de arte Jorge Gómez para su museo privado”, contó Ariel.

“Más allá del arte y del diseño, mi deseo es tratar de aportar un granito de arena al mundo con el reciclaje”, concluyó.

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